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Manto de justicia

Dr. Richard Hays

Notas del mensaje



Exodo 29:29 dice: “…Y las vestiduras santas, que son de Aarón, serán de sus hijos después de él, para ser ungidos en ellas, y para ser en ellas consagrados…” Para que los hijos de Aarón sean diferentes también les vestirás con las vestiduras sagradas para que ellos puedan tener la misma unción y para que sepan que pueden entrar en la presencia de Dios sin ser condenados.


Otro pasaje de la Biblia que también simboliza el hecho de ponernos el manto de justicia de Jesús es Génesis 27; te voy a contar la historia que se describe en esta cita Bíblica: Isaac el patriarca sabe que está a punto de morir, ya es viejo y no ve, así que llama a su primogénito Esaú a su presencia y le dice: “Hijo mío, creo que el tiempo de mi partida ha llegado, por lo que quiero tener una cena de pacto contigo y después de cenar quiero poner mis manos sobre ti para darte una doble porción de todo lo que tengo: Autoridad, poder, riquezas, etc.


¡Ve! Y trae un animal para que lo cocines para mí y para que hagamos como te he dicho” Cuando terminaron de hablar, Esaú salió a buscar el animal para cocinarlo (él era cazador) a su padre. Rebeca la mamá de Esaú, escuchó todo lo que ellos habían hablado, ella fue a donde estaba su hijo menor, Jacob, y le dijo: “Tú papá va a bendecir a tu hermano, pues ya va a morir. Voy a preparar la cena para que tú se la lleves a tu papá en lugar de Esaú, para que te de la doble porción a ti” Cuando Jacob escuchó a su madre le contestó: “¡No mamá! Si hago eso y mi padre me descubre me maldecirá en lugar de bendecirme” Rebeca con seguridad le contestó: “Tú déjame eso a mí, tú solo has lo que yo te digo” Jacob le replicó: “Pero mi hermano es muy velludo, si mi padre me pide que me acerque y me toca descubrirá que no soy Esaú” Rebeca le contestó: “No te preocupes, te pondré el vello del animal que vamos a cocinar, te lo pongo en los brazos y en el cuello y también te podré un manto de Esaú” Jacob obedeció a su mamá e hicieron como ella lo propuso. Cuando Jacob ya estaba vestido como Esaú y la cena estaba lista, Jacob entró en la presencia de su padre y le dijo: “Padre, aquí estoy” Isaac le preguntó: ¿Eres tú Esaú? Jacob contestó: “Sí soy tu primogénito Esaú” Isaac le pidió que se acercara para que comenzaran a cenar. Cuando terminaron, Isaac le pidió a Jacob que se acercara más a él y le dijo: “Es que suenas como Jacob” Isaac tocó los brazos de Jacob y su cuello y pudo sentir el vello en él, luego olió el manto de Esaú y después dijo: “Suena como Jacob pero verdaderamente es Esaú” después extendió sus manos y las puso sobre Jacob y comenzó a bendecirlo: “Te doy una doble porción de mi autoridad, poder, dominio y riquezas”.


Obviamente el Espíritu Santo se hizo presente, tanto que Isaac empezó a temblar; los dos fueron tocados, (ministrados) visiblemente y cuando el momento terminó Jacob se retiró. No pasó mucho tiempo y Esaú llegó ante su padre Isaac y le dijo: “Padre, aquí estoy” él había casado un animal y lo había cocinado como a Isaac le gustaba. Cuando Isaac escuchó la voz de su hijo le preguntó: ¿Quién eres? Esaú contestó: “Soy Esaú tu primogénito” Isaac se sorprendió y le preguntó: “Entonces ¿Quién estuvo aquí hace un rato? Debió ser Jacob; tu hermano me trajo de cenar, cenamos juntos y después lo bendije, le di una doble porción de todo lo que poseo”.


Los personajes de esta historia son simbólicos:


1. Isaac representa a Dios Padre.

2. Rebeca representa al Espíritu Santo.

3. Esaú representa a Jesucristo.

4. Jacob te representa a ti.


¿Vas captando la dinámica de los personajes? Para empezar, llega el momento en el que una doble porción de la unción está disponible para quien esté calificado para recibirla; Jesús o el hermano mayor es quién está calificado para recibirla, pero Rebeca o El Espíritu Santo te ama a ti, el hermano menor y te dice: “¡Haz lo que te digo! Te voy a vestir con el manto de tu hermano mayor para que vayas a la presencia de tu Padre y para que te bendiga a ti” Jacob tenía miedo de ser descubierto por su padre, pero Rebeca le dijo: ¡Haz todo lo que te digo! En Dios tu obediencia es más importante que tu entendimiento; Jacob no puede visualizar como es que pueden lograrlo pero aun así obedeció a su mamá y le permitió que lo vistiera como Esaú. Tú también ¡Haz lo que te dice El Espíritu Santo! ¡Obedece! No dejes que tus excusas te ganen, no dejes que tus miedos te ganen, tú solo obedece al Espíritu Santo, ponte el manto de tu hermano mayor y entra en la presencia de tu Padre. ¿Recuerdas porqué Isaac no pudo distinguir que era Jacob en lugar de Esaú? Isaac ya estaba ciego; cuando tú y yo nos ponemos el manto del hermano mayor y entramos en la presencia de Dios Padre, Él observa que tienes puestas las vestiduras de Jesús y después se hace ciego para comenzar a bendecirnos como si fuéramos Jesús y todo lo que correspondía a Jesús; la unción, la doble porción de autoridad, poder, dominio y riquezas nos lo da a nosotros.


Ahora en un acto de fe, ponte el manto de tu hermano mayor y entra en la presencia de tu Padre y permite que la doble porción que le pertenecía a Jesús sea puesta sobre ti, dile a tu Padre Dios: “Yo recibo la doble porción de autoridad, poder, dominio, riquezas, la habilidad de influir en otras personas, culturas y naciones reposa sobre mí.


A lo largo de la historia del hombre, de vez en cuando se levantaba un hombre súper ungido, una estrella del cristianismo, pero esos tiempos ya están quedando atrás, porque ahora todos aquellos cristianos que creen en la obra sustituidora de Jesús, se están convirtiendo en esas estrellas del cristianismo. Ahora sabemos que no necesitamos esforzarnos para lograr algo, solo es necesario que nos vistamos con el manto de justicia de Jesús y que entendamos que somos tan calificados o aptos como Jesús.


Cuando Jacob ya estaba viejo y a punto de morir llegó ante él su hijo José pues quería que bendijera a sus dos hijos (los nietos de Jacob) el mayor se llamaba Manasés y el menor era Efraín; José los acomodó de tal forma que Manasés quedara a la mano derecha de Jacob, pues la diestra es el lado de autoridad y bendición (Salmo 16 dice: “…A su diestra hay delicias para siempre…”) Manasés quiere decir: “Habilidad de olvidar las cosas” José había sufrido mucho, (fue vendido por sus hermanos, estuvo en la cárcel, los problemas con el faraón, etc.) pero cuando fue ascendido por el faraón él dijo: “Dios me ha dado la habilidad de olvidar” Manasés en este pasaje simboliza a Jesús, quién sufrió tanto pero luego le fue dada toda la gloria, victoria y Dios le dio la habilidad de olvidar todo el sufrimiento que había padecido. Así que Manasés está a la derecha de Jacob y a la izquierda está Efraín, este nombre quiere decir: “Fructífero”. Cuando llegó la hora de bendecir, Jacob extendió su mano derecha y la puso sobre Efraín y la izquierda sobre Manasés (cruzó los brazos) cuando José vio esto dijo: ¡No papá! Luego tomó las manos de Jacob y las acomodó como debían ir, pero Jacob volvió a colocar su mano derecha sobre Efraín y la izquierda sobre Manasés.


En este pasaje Jacob simboliza al Padre, Él sabe que quién está calificado para ser bendecido es Manasés, pero pone su mano derecha sobre Efraín quien te representa a ti y a mí: “El fructífero”. Tú y yo somos quienes recibimos la doble porción. Tú y yo somos calificados para recibir la doble porción de autoridad y toda bendición.


Haz obedecido la voz del Espíritu Santo que te dijo: ¡Sólo haz lo que te digo! Así que todas estas consecuencias son tuyas. ¡Al que cree todo le es posible!

¡Felicidades!

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