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Justicia (Parte 3)

Dr. Richard Hays

Notas del mensaje



Isaías 61:10 dice: “…En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas…” En este momento en el que estás entendiendo que has sido vestido

con la justicia de Jesús, las consecuencias legales son tuyas. ¿Lo puedes creer? 2°de Reyes 2:1-14 encontramos un ejemplo como el que vimos en Isaías 61:10; en la historia de 2° de Reyes hayamos a Elías que va caminando hacia el Río Jordán, y cuando llega, ve que está muy crecido, había llovido mucho, Elías se quita su manto y lo usa para golpear el Río, cuando Elías golpea el río con su manto, el río se divide en dos; Eliseo, el discípulo de Elías, se quedó perplejo al ver semejante hecho. Caminan los dos hacia la otra orilla del río y cuando llegan a la orilla, el río se vuelve a cerrar, luego Elías le pregunta a Eliseo: ¿Hay algo que tú quieras de mí antes de que sea levantado (antes de partir con Dios)? Eliseo le contestó “¡Sí! Yo quiero una doble porción de este manto que está en ti” Elías le dijo: “Lo podrás tener si logras verme cuando yo sea levantado”


Esta frase que dijo Elías es muy importante porque fue la misma que Jesús dijo en el Nuevo Testamento: “Si me ven cuando yo sea levantado, tú podrás tener todo lo que estoy proveyendo”. Algunas personas que pueden leer en hebreo dicen que la mejor traducción es: “Si puedes creer lo que yo creo, puedes tener lo que yo tengo” Es la misma frase que vimos en uno de los temas pasados, cuando los discípulos le preguntaron a Jesús ¿Cómo podían hacer lo mismo que Él? Ahora vemos que Elías está repitiendo la misma frase. Siguiendo con la historia de Elías: Un día estando los dos juntos (Eliseo y Elías) se levanta como un tornado que comienza a avanzar hacia donde ellos están, en el centro del tornado hay un carro de fuego como un caballo de fuego, el tornado avanza directamente hacia Elías, lo levanta y se lo lleva al cielo. Eliseo se quedó parado viendo todo esto; Elías nunca regresó, pero ¿Sabes que volvió? ¡El manto de Elías! Eliseo se acerca al manto preguntándose a sí mismo ¿Hará este manto para mí, lo mismo que hizo para Elías? ¡Eliseo no sabía! Él pudo haber orado un rato, pudo haber ayunado pero nada de esto hubiera servido si Eliseo no creyera que el manto era para él.


Eliseo recogió el manto y caminó hacia el río crecido, y golpea el río con el manto diciendo: ¿Dónde está el Dios de Elías? en ese momento el río se abrió a la mitad ¡Te das cuenta! Dios le estaba contestando ¡Estoy aquí! Pero también le estaba diciendo: ¡Este manto hará por ti lo mismo que hizo por Elías! Esta historia está en la mente de Jesús cuando dice en Juan 14:12 “…De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre…” Porque así como Elías fue al Padre y regresó a Eliseo el manto que abrió el río; así también Yo me iré al Padre pero también regresaré a ustedes el manto que abrió el cielo sobre la tierra. Así como Eliseo tomó el manto y comenzó a usarlo, así también tú toma el manto de justicia de Jesús y empieza a usarlo, porque ese manto hará para ti lo mismo que hizo para Jesús.


La finalidad de este libro no es solo que tengas mucho conocimiento, sino que conozcas tu herencia, la cual te heredó tu Padre Dios y que comiences a gastarla para ti. Quiero hacerte una pregunta: Si te pones el manto de justicia de Jesús ¿Quién es más justo, Jesús o tú? Tu respuesta debe ser:


¡Somos igual de justos! ¡Es la misma justicia! Imagina un salón lleno de personas y los dividimos en dos grupos: Izquierda y derecha. El grupo de la izquierda han trabajado muchísimo durante 25 años, o como decimos en Monterrey, han trabajado como burros, pero el grupo de la derecha no han hecho nada, se la han pasado de flojos o perezosos los últimos 25 años. Entra un hombre al salón y les dice a los de la izquierda: “Ustedes han ganado $50; 000,000.00 de dólares por haber trabajado tanto durante estos 25 años”. Luego voltea con los del lado derecho y les dice: “Un tío de ustedes que era millonario murió y les heredó $50; 000,000.00 de dólares” yo te pregunto ¿Cuál de estos dos grupos (izquierda o derecha) es el más rico? ¿Los que sudaron, se levantaron temprano cada día de su vida, se cansaron, fueron muy religiosos, etc. o los que no hicieron nada? La verdad es que son igual de ricos, los que heredaron tienen el mismo poder económico que los que trabajaron.


Jesús fue quien trabajó fue quien tuvo que obedecer desde su niñez hasta que cumplió 30 años, Jesús fue quien abrió el cielo, tú y yo somos los que no hicieron nada, pues no pudimos producir suficiente para abrir el cielo, pero ¡Gloria a Dios! ¡Somos herederos! Jesús mismo tomó su obediencia y nos la pasó a nosotros. Por eso somos tan justos como lo es Él.


¡Wow! Lo que tú y yo no pudimos lograr por medio de nuestro esfuerzo, lo pudimos lograr por medio de nuestra herencia. Por su obediencia total Jesús es completamente aceptado en el cielo, Él no tiene que esperar a un juicio para saber si será o no aceptado, ¡Él ya es aceptado! Y por su aceptación, Jesús tiene acceso total en el cielo y acceso total hacia su Padre. Dios mismo fue quien estableció la condición para tener acceso hacia Él y hacia el cielo. Así que, con la obediencia total que produjo la aceptación, Jesús puede entrar en el cielo con su cabeza en alto, con mucha confianza, Él puede bailar allí, brincar, hasta echarse unas maromas, si así lo quiere, porque Él sabe que es completamente aceptado.


Jesús te regaló su obediencia, y si Jesús es completamente aceptado, ¡Tú también lo eres! Si Jesús tiene acceso completo al cielo ¡Tú también lo tienes! ¡Esto fue lo que produjo la obra de Jesucristo! Tú y yo podemos acercarnos al Padre (Dios) con completa confianza, Efesios 3:11 y 12 “…conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él…” Dice que tenemos la misma confianza, el mismo acceso que Jesús tiene.


“Si puedes creer lo que yo creo, puedes tener lo que yo tengo”

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