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Juanito lingo

Dr. Richard Hays

Notas del mensaje



Quiero contarte una historia de la vida real: Un hombre navegó en un yate hermoso por las islas Salomón hasta llegar a la isla Keniwata. Andando por la isla se encontró a un nativo y le dijo: “¡Hola! soy visitante y quiero pasar unos días aquí para comprar artesanías y algunas perlas, pero necesito contactar a un guía ¿Me puede recomendar a alguien?” El nativo contestó: “¡Claro que sí! Yo conozco a alguien, es el mejor regateador de esta isla; él te puede conseguir las mejores perlas a un precio súper económico, las artesanías y las perlas a precios increíbles”. Luego a carcajadas le dijo: “Sí, tú necesitas a Juanito Lingo”.


El turista se sentía confundido, pues el nativo le dio una descripción muy positiva del guía pero al final estaba a carcajadas, así que prefirió seguir caminando. Más adelante se encontró con otro nativo y le dijo lo mismo que al primero: “¡Hola! soy visitante y quiero pasar unos días aquí para comprar artesanías y algunas perlas, pero necesito un guía ¿Me puedes recomendar a alguien?” El nativo le contestó: “¡Oh sí! Yo conozco un guía que es el mejor regateador de esta zona, él siempre toma los peces más grandes y consigue precios muy bajos, también compra artesanías y las mejores perlas a precios muy accesibles”.


Luego hundido en una carcajada dijo: “Sí tú necesitas a Juanito Lingo” Esto era muy raro para el turista, estaba extrañado de que los dos nativos le dieran descripciones muy positivas acerca de Juanito Lingo pero ¿Por qué se reían? Pensativo siguió caminando y entró en una tienda en donde encontró a un paisano suyo de Chicago y, mientras se tomaban un refresco, el turista le dijo a su paisano: “Hoy me pasó algo muy raro al llegar a la isla” el paisano le preguntó: ¿Qué te pasó? El turista comenzó a contarle a su paisano: “Yo estaba buscando un guía que me ayudara a comprar artesanías y perlas aquí en la isla, así que le pregunté a un par de nativos ¿Quién podría ayudarme con esto? Me contestaron lo mismo: Que conocían a un hombre muy bueno para hacer este trabajo y que era el mejor regateador de la isla.


Lo raro fue que al final los dos estaban muertos de la risa diciéndome: Tú necesitas a Juanito Lingo” Cuando el turista dijo ese nombre, el paisano también soltó una pequeña carcajeada; el turista desesperado y curioso le preguntó al paisano: ¿Por qué todos se ríen de Juanito Lingo? ¿Qué sucede con él? El paisano le explicó: Lo que pasa es que Juanito Lingo tiene poco de casado; aquí en la isla aún se acostumbraba dar una dote matrimonial y Juanito dio ¡Ocho vacas por su esposa! ¡Juanito es el mejor regateador de la isla! “Lo más que se había pagado por una esposa eran cinco vacas y Juanito dio ocho para Sarita, su esposa” El turista exclamó: “¡Debe ser una mujer muy hermosa para que haya pagado tanto por ella!” El paisano le contestó: “Pues no, no es así, Sarita camina con la cabeza agachada y nunca sonríe, cuando ve gente se esconde, no se arregla mucho; es una mujer sencilla”. El turista seguía escuchando a su paisano que le decía “Yo conozco al papá de Sarita, se llama Samuel y él me contó que le iba a pedir a Juanito tres vacas por su hija; Don Samuel sabía que Juanito era el mejor regateador y que, si le pedía tres vacas, al menos se quedaría con una. Pero que también estaba dispuesto a darle a Sarita a Juanito Lingo aún sin dote, con tal de que ella no se quedara solterona”. El turista pensativo dice: “¡Ya entiendo porque se ríen los nativos! Juanito, siendo el mejor regateador y comprador de la isla pagó ocho vacas por una mujer sencilla que pudo haber tenido con tan solo una vaca” ¡Exacto! Contestó el paisano


Pero el turista necesitaba un guía que le ayudara durante esos días, así que le pregunto al paisano: ¿Pero Juanito es el mejor comprador de la isla? El paisano contestó: ¡Sí! ¡Lo es! Ve a buscarlo, él te ayudará a comprar lo que necesitas ¡Súbete a una lancha y ve a la isla de enfrente! Allí encontrarás a Juanito. Al llegar a la otra isla, el turista le preguntó a un niño si sabía dónde vivía Juanito Lingo, el niño le contestó ¡Ven yo te llevo! Al llegar a la casa, tocaron a la puerta y Juanito abrió diciendo ¿Si? ¿Qué se les ofrece? El turista contestó: ¡Hola!, yo estoy como turista aquí en Keniwata y estoy buscando un guía que me ayude a comprar perlas y artesanías; allá en la isla de enfrente me dijeron que tú eres el mejor para eso.


Juanito le dijo al turista: “¡Ah claro! Pasa para que platiquemos un rato”. El turista entró y se sentó en la sala mientras Juanito le dice: ¿Entonces te estás quedando en Keniwata? El turista contestó: “¡Sí! De hecho, allá está mi yate” Juanito le comentó: “Mi esposa es de esa isla, ella vivía en Keniwata” El turista le dice: “Si lo sé” Juanito se da cuenta de que ya le han platicado algo de su historia a este turista, y le pregunta: ¿Lo sabes? ¿Te han dicho algo de mi esposa? El turista sintiéndose en apuros contestó: “Sí me contaron algo” inmediatamente Juanito le preguntó: ¿Qué te contaron de mi esposa? El turista se sintió muy incómodo, así que titubeante contestó: “Pues…eh…me dijeron que pagaste ocho vacas por ella” Juanito sonriendo asintió con la cabeza mientras le decía al turista: “Sí, pagué ocho vacas por ella” el turista se moría de la curiosidad y le preguntó a Juanito: ¿Por qué pagaste ocho vacas por ella? Juanito miró sonriendo al turista y le preguntó: ¿Quieres conocerla? “El turista contestó”: ¡Si claro! En eso sale Sara de la cocina, ¡Estaba hermosa! Tenía un brillo en sus ojos, su cabello estaba perfecto para su cara, caminaba hacia ellos con mucha confianza y seguridad. Ella se acerca a su esposo y le acaricia la cara a Juanito, le sonríe al turista, pone una charola de galletas en la mesa y regresa a la cocina. El turista está completamente sorprendido y le dice a Juanito: ¡Tu esposa es bellísima! Pero ¿Cómo? Esto no fue lo que me contaron en Keniwata. Juanito le explica al turista: “Mira, las mujeres van los sábados al mercado y allí se cuentan todo; hay una mujer por la que pagaron tres vacas y dos chivas, y ella siempre lo está presumiendo, hay otra mujer por la que pagaron cuatro vacas, quien también siempre lo saca a relucir, pero también está allí la mujer por la que pagaron cinco vacas ¿Te imaginas a Sara entre estas mujeres contando que yo sólo pagué una vaca por ella? Era muy tímida y tenía problemas de inseguridad y si yo hubiera pagado solo una vaca por ella ¿Imagínate cómo se iba a sentir entre estas mujeres? Por eso yo pagué ocho vacas por ella y cuando ella entendió que ella era la mujer más valiosa de la isla, algo cambió en su corazón, y comenzó a tener una gran autoestima y gran confianza en sí misma, comenzó a buscar el mejor peinado para su cara, se puso bellísima. El hecho de saber el precio que se había pagado por ella revolucionó su corazón.


¡Wow! Qué bonita historia, pero lo mejor es que esto mismo te sucedió a ti ¡Tú vales más de ocho vacas! Se establece el valor de algo por el precio que se paga por él. Juanito amó tanto a Sara que pagó ocho vacas por ella, cuando ella comprendió su valor cambió la forma como ella se veía a sí misma y cuando cambió la forma como se veía, también cambió lo que salía de ella o lo que ella proyectaba.

Dios te amó tanto que decidió pagar el precio más alto por ti, Él decidió darse a sí mismo para establecer tu valor, Él decidió darse a sí mismo para comprarte y redimirte.


En Génesis encontramos otro evento simbólico; es cuando Abraham manda buscar una esposa para su hijo Isaac, el hijo de la promesa. Lo que sucede es que esta historia está simbolizando una conversación que hubo en el cielo mucho antes de los tiempos. Las características de la simbología son:


  • Abraham.

  • Eliezer el siervo.

  • Isaac.

  • Rebeca la esposa de Isaac.


Abraham le dice a Eliezer: “Sé que es tiempo de que Isaac tenga esposa, ve a mi tierra, busca a una mujer de nuestra raza y tráela para que se case con Isaac”. Luego le dijo: “Pon tu mano sobre mi muslo y vamos a jurar” el siervo le contestó a Abraham: “Yo lo hago” solo tengo una pregunta ¿Qué sucede si la mujer no quiere venir? Abraham le dijo: “Si ella no quiere venir tú serás libre de tu promesa” Eliezer le dijo a Abraham: “Si la mujer que escogí no quiere venir ¿Traigo una mujer de las ciudades paganas? Abraham le contestó ¡NO! No traigas mujeres de allá, si la mujer que escojas de nuestra raza no quiere venir, tú serás libre de tu promesa. Eliezer emprendió el viaje, llevó consigo diez camellos llenos de riquezas y regalos (diez es el número de justicia en la Biblia) y al ver a Rebeca se los entregó contándole toda la historia de su viaje y el por qué se hallaba allí. Rebeca decidió casarse con Isaac.


En esta historia Abraham representa a Dios, Eliezer al Espíritu Santo, Isaac a Jesús y Rebeca a la iglesia. Entonces Dios Padre le dijo al Espíritu Santo: “Quiero que vayas a la tierra a conseguir una esposa para mi hijo Jesús”. El Espíritu Santo dijo: ¡YO iré! Solo tengo una pregunta ¿Qué pasa si tú pagas un precio tan alto si das a tu Hijo, a Jesús para que sustituya a todos los seres humanos, para que sufra en su lugar, para que muera y resucite? ¿Qué sucede si pagas ese precio tan alto y ninguno de ellos responde, pues tienen libre albedrío? ¿Qué sucede si nadie responde? Dios Padre contestó: ¡De todos modos pagaremos el precio! Porque ellos valen la pena, ellos valen que nos demos por ellos.


Lo que quiero que tú captes es que hubo un momento en que Dios tuvo que contemplar que existía la posibilidad de que nadie respondiera aunque se hubiera pagado tanto por ellos; aun así Dios dijo: ¡Vale la pena! ¡Ellos lo valen! Y así sucedió, por eso dice la Biblia: “Aun siendo pecadores Cristo murió por nosotros”.


Tú vales tanto que Dios decidió pagar el precio aunque tú decidieras no responder; lo mejor que puedes entender es que tú precio fue la obra de Jesús, ¡Encuentra tu valor allí! Levanta tu cabeza, yérguete y sonríe, ¡La obra de Jesús lo ha cambiado todo! Y así como Sara, camina con una chispa en tus ojos, con una sonrisa, lleno de confianza pues tú vales, vales tanto que:


¡Dios dio su misma vida por ti!

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