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El bautismo del Espíritu Santo

Dr. Richard Hays

Notas del mensaje



Como lo mencioné anteriormente, Dios existe en tres dimensiones: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Desde la resurrección de Jesucristo hasta el día de hoy, es Dios Espíritu quien está en los creyentes y en su iglesia. El Espíritu de Dios (quien es Dios mismo) es:


1. Omnipresente: Está en todo lugar al mismo tiempo.

2. Omnisciente: Todo lo sabe.

3. Omnipotente: No hay ninguna situación en la cual Él no pueda intervenir y tener victoria.


Salmo 40-6 dice: “...Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado…” En estos pasajes David está hablando como profeta. Tú y yo sabemos que los sacrificios, las ofrendas y los holocaustos del Antiguo Testamento representan la obra de Jesús. David está diciendo: “Sacrificios no te agradaron” El sacrificio de Jesús no era la meta de Dios, en este mismo capítulo pero en el versículo ocho nos dice su meta: “...El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón…” La meta que Dios siempre ha tenido es encontrar personas que puedan manifestarlo a Él en la tierra y que hagan su voluntad.


Si yo te pido que brinques y toques una viga que está a 5 m de altura, probablemente me vas a mirar con duda y me dirás: “Yo no tengo la habilidad de brincar hasta allá para tocar la viga” Lo cual es cierto, pero ¿Esto quiere decir que no puedes tocar la viga? Naturalmente, tú no tienes la habilidad de brincar tan alto, pero si yo te diera un recurso (una escalera) podrías llegar hasta la viga.


Esto es lo que quieren decir los versículos que acabamos de leer en Salmos, la meta no era el sacrificio de Jesús, la meta era encontrar personas que, por medio de este sacrificio, obtengan la habilidad de manifestar a Dios aquí en la tierra y así puedan hacer su voluntad. Pero ¿Qué necesitamos hacer para obtener esa habilidad?


En los libros de Éxodo y Levítico se describe un patrón que cada sacerdote debía cumplir para poder servir en el ministerio: El sacerdote debía nacer de la tribu de Leví; era requisito indispensable, solamente podían poner como sacerdote a alguna persona que proviniera de esta tribu. Elegían a un hombre y cuando cumplía 30 años lo ordenaban al ministerio; aunque este hombre había nacido de la tribu de Leví no podía comenzar su ministerio hasta haber alcanzado la “Estatura mayor” Una vez que llegaba a la edad indicada lo ungían derramando aceite sobre su cabeza, simbolizando que éste hombre estaba bajo la unción, autoridad, poder y los recursos de Dios. A partir de este momento, este hombre tenía la habilidad y los recursos para hacer la voluntad de Dios.


El sacerdote del que hablamos debía tener dos encuentros con el Espíritu Santo para poder tener la habilidad de iniciar su ministerio:


 Nacer de la tribu ungida, es decir, la tribu de Leví.

 Al cumplir 30 años debía ser ungido u ordenado al ministerio.


Mientras Jesús estuvo aquí en la tierra, así como el sacerdote, Él tuvo dos experiencias con el Espíritu Santo:


 La primera experiencia la encontramos en Mateo 1:18 donde dice que Jesús nació del Espíritu Santo, María quedó embarazada por obra del Espíritu Santo, así que Jesús nació del Espíritu.


 En Mateo 3:16 encontramos a Jesús teniendo su segunda experiencia con el Espíritu Santo, después de haber sido bautizado en agua.


El ministerio milagroso de Jesús comenzó hasta que Él tuvo su segunda experiencia con el Espíritu Santo. Si buscas en la Biblia no encontrarás ningún milagro que Jesús haya hecho antes de que el Espíritu Santo viniera sobre Él. Jesús cumplió con este patrón que estaba escrito en el Antiguo Testamento. Él cumplió con los dos encuentros con el Espíritu Santo.


¿Y los discípulos? Un día Jesús dijo a sus discípulos que el Espíritu Santo estaba CON ellos, después de la resurrección Jesús vuelve a juntar a sus discípulos y:


 En Juan 20:19-23 dice que Jesús sopla y el Espíritu Santo entra en ellos. La salvación ya había terminado; los pecados de los discípulos habían sido perdonados y, de esta forma, tienen su primer encuentro con el Espíritu Santo.


 Cincuenta días después los discípulos están en un aposento alto y están orando. De pronto, dice en Hechos 2:2-4 “…Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen…”


Los discípulos también tuvieron dos encuentros con el Espíritu Santo, también cumplieron con el patrón establecido en el Antiguo Testamento. Pero quiero que notes algo: Después de la resurrección y antes del pentecostés, los discípulos estaban asustados, eran miedosos, se andaban escondiendo y tenían refugios, tampoco tenían denuedo; aunque habían nacido de nuevo, les faltaba poder, plenitud y seguridad, pues no se creían aptos o suficientes para hacer la obra. Pero después de que fueron envestidos por el poder del Espíritu Santo, Pedro se levantó y comenzó a hablar con denuedo.


Antes de que Jesús se fuera al cielo habló diciendo: “…pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra…” La palabra griega que se traduce como “Poder” es “Dunamis” de esta palabra es de donde proviene la palabra dinamita “Recibiréis poder Cuando el Espíritu Santo venga a ti”. ¡Este es un gran poder! Se trata del mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos, por eso es que podemos ver a Pedro hablando con denuedo. Días antes se andaba escondiendo, pero ahora, está reprendiendo a la gente diciéndoles “Ustedes crucificaron a Jesús” Después del bautismo en el Espíritu Santo, cada vez que los discípulos predicaban se convertían miles de personas y hacían muchos milagros. Ahora están llenos de confianza y de poder.


Tú y yo necesitamos tener dos encuentros con el Espíritu Santo; necesitamos seguir con el patrón que Jesús mismo siguió. Esos dos encuentros son:


1. Nacer de nuevo.- Se trata de reconocer que has pecado, tomar responsabilidad propia y pedir perdón a Dios por tus pecados. Invita a Jesús a morar en tu espíritu y a que Él sea el Señor de tu vida. Cuando tú y yo hacemos esta oración, Dios sopla en nosotros su misma vida, su Espíritu; a este hecho le llamamos nacer de nuevo porque hemos nacido del Espíritu. Si tú has nacido de nuevo, si ya has tenido tu primer encuentro con el Espíritu Santo, ahora puedes tener una segunda experiencia con Él.


2. Recibir el bautismo del Espíritu Santo. En Hechos 2:39 Pedro dice: “Porque para vosotros es la promesa” ¿De qué está hablando Pedro? Él está hablando de lo que hace unos momentos les había sucedido: Ellos estaban en un aposento alto, estaban orando y de repente son envestidos por el Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas; esta es la promesa de la que está hablando Pedro, el Espíritu Santo está disponible para ti, si tú lo quieres recibir.


Cuando el Espíritu Santo venga sobre ti, es probable que sientas algo, tal vez te den ganas de llorar, tal vez tu cuerpo empiece a temblar. Sinceramente yo no sentí nada cuando lo recibí, pero he visto personas muy tocadas al ser bautizadas. Lo que sí va a suceder es que vas a recibir las lenguas del Espíritu Santo. En el Nuevo Testamento vemos que ésta era la señal que evidenciaba la llegada del Espíritu Santo. Mira estos versículos:


Hechos 2:4 dice: “…Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen…”


Hechos 10:46 dice: “…Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios…”


Hechos 19:6 dice: “…Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban…”


En lo natural, cuando hablo hay una señal eléctrica que sale de mi cerebro y llega a mi boca; primero pienso y después hablo, mi idioma viene de mi cabeza. Cuando recibimos las lenguas del Espíritu Santo, el estímulo no se origina en la cabeza sino en el espíritu; fíjate lo que dice Hechos 2:4 “…Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen…” Primero Dios te llena y después hablas; en lo natural el idioma inicia en la cabeza y luego va a la boca, en lo espiritual es al revés, primero debes hablar; funciona como una vela en un barco: La vela se levanta y el viento toma la vela. Cuando tú seas lleno del Espíritu Santo comienza a hablar y el Espíritu Santo te dará que hablar.


Quiero destacar que:


1. El sacerdote no podía iniciar en el ministerio sino hasta que fuera ordenado al sacerdocio.


2. Jesús no comenzó su ministerio sino hasta que fue lleno del Espíritu Santo.


3. Los discípulos comenzaron a hacer milagros y a ser personas de impacto hasta que recibieron el bautismo del Espíritu Santo.


Hay un mundo sobrenatural disponible para ti; Dios quiere entregarte la habilidad de representarlo aquí en la tierra y de hacer su voluntad. Necesitas cumplir con el patrón y experimentar los dos encuentros con el Espíritu Santo; confía, si tú le pides a Dios el Espíritu Santo, Él te lo dará.


¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡Cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! ¡Pídelo!


¡Pide el bautismo del Espíritu Santo!

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