top of page

“Mi vida en Dios. Un mundo de posibilidades”

Lic. María Elena Ramos

Notas del mensaje



Me ha impactado en varios de los últimos mensajes y en otras ocasiones cuando Richard ha mencionado las probabilidades de que las palabras proféticas se cumplieran en Jesús, entonces si se hubiera cuantificado antes, tal vez no se hubiera creído que las palabras se cumplirían, porque dices cómo es posible que algunas palabras se hayan hablado cientos o miles de años antes y de repente se cumplan, pero Dios es fiel y su palabra no cambia, su palabra permanece para siempre. La Biblia dice, tal vez el cielo y la tierra pasarán, pero su palabra no pasará.


Las profecías que se cumplieron en Jesús, mencionaré algunas:

· Miqueas 5:2 “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.”

Esta palabra fue dada en un tiempo y no conforme que se da un lugar específico en donde nacerá el Salvador, había dos Belenes, pero la palabra dice que será en Belén Efrata. En Mateo 2:1 vemos esta palabra cumplida, y fue exactamente como se había profetizado, que el Mesías nacería en Belén.

· Deuteronomio 18:15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;”

Moisés quien ha sido considerado uno de los más grandes profetas, dijo que Dios levantaría un profeta entre el pueblo de Israel, y es hasta Mateo 21 donde vemos esta palabra cumplida, cuando Jesús alimenta a los cinco mil, con pocos panes y pocos peces, ahí es cuando fue considerado “El Profeta” (Juan 9:17, 6:14). Ahí la gente que estaba alrededor e incluso sus mismos discípulos dijeron “este debe ser el Profeta del cual habló Moisés”.


Hubo palabras cumplidas, y no solamente fueron 8 palabras, sino que fueron cientos de profecías que se cumplieron. Por ejemplo, se mencionó:


Jesús sería crucificado. Salmos 22:16 Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. Esta palabra, en este salmo fue escrita alrededor de mil años antes de que se cumpliera. Juan 20:27, nos habla de esta misma palabra. Todo lo que sucedería más tarde fue hablado antes.


El pastor Alfredo mencionaba en la hora de la ofrenda un ejemplo, acerca de que una palabra profética, se siembra una semilla, o quizás se me dio una palabra 10 años antes y no la entendí, o se me hizo demasiado grande para que se cumpliera, pero es una palabra de Dios. Tú puedes recibir una palabra años antes y ser cumplida, tal vez, décadas después.


·Me acordé mientras se estaba recogiendo la ofrenda, de un árbol que mi papá sembró y en ocasiones lo he mencionado. Mi papá estaba plantando un nogal, en el centro del patio de la casa, y era de un tamaño pequeño, y mi hermano y yo estábamos ahí viendo y mi hermano le dice a mi papá, ¿Para qué estas plantando ese árbol? Y mi papá le responde: “Para que nos dé sombra”. Recuerdo que mi hermano y yo nos agachábamos para ver si ese árbol nos iba a dar sombra, entonces mi papá nos dice: “tal vez no me de la sombra a mí, pero a ustedes si se las dará”. Y ese árbol si le dio la sombra a mi papá muchos años también, es un enorme nogal.


A veces nosotros sembramos, o a veces escuchamos algo que Dios nos dice, o mientras oramos Dios nos habla algo, y vemos que pasa una semana, uno año, tres años, cinco años, y tal vez la palabra no se ha cumplido, pero eso no quiere decir que la palabra no se cumplirá. Cuando nosotros estamos en El y creemos en El, esa probabilidad se vuelve una posibilidad. Aunque tu pienses ¿Qué probabilidad hay de que esto suceda?


Cuando a Jesús lo crucificaron, otra de las cosas que se habló, era que sus huesos no iban a ser quebrados, es más en el tiempo que se habló la palabra profética de la crucifixión, la crucifixión no existía, fue una sentencia que se dio años después. Otra de las palabras que cuando vez esto y dices “wow”, era que sus huesos no iban a ser rotos, y a cada persona que crucificaban le quebraban las piernas, para que no estuviera sufriendo.


- El Salmo 34:20 dice: “Él guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado”.

- Juan 19: 32-33 “Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.”


Vinieron los soldados y su encomienda era vas a tomar el arma y quiebras las piernas de uno, del otro y del otro. Y así comienzan a hacerlo, uno a uno y cuando llegan a Jesús y dicen “ah está muerto”, aunque su encomienda era hacerlo, y no lo hicieron.

-Juan 19: 36 “Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo”.


Aquí vemos a Dios cumpliendo su palabra, yo no sé si esto te emociona, y no sé si podamos hacerlo, pero yo me imagino que tu estás pensando en este momento en cosas que no había probabilidad que sucedieran en tu vida ¡y sucedieron! Otra de las cosas que tenían que suceder era:


Su cuerpo sería traspasado. Zacarías 12:10 habló esto: “mirarán a mí, a quien traspasaron…” posteriormente en Juan 19:34 vemos lo siguiente “Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”.


Vemos como ese mundo de probabilidad que tal vez en aquellos años, la gente decía ¿Cómo? ¿Un rey va a nacer?, ahora imagínate cuando el ángel apareció a María y a José, y que de repente le dice a José tu mujer está embarazada, y eso es producto del Espíritu Santo. Te quedas, ¿Cómo es posible que algo así pueda suceder? Dios ha dispuesto todas las cosas para que nosotros veamos como su palabra se cumple. La probabilidad es entonces el nivel de certeza que nosotros tenemos sobre la ocurrencia de cierto evento. Si tu tienes una palabra que Dios te ha dado, tal vez tú puedes decir, no hay probabilidad, o tal vez, si hay probabilidad. Pero la probabilidad de que algo ocurra para nosotros puede ser una ¡certeza! No debe de ser algo que hasta que tu estas viendo un poco, entonces lo crees. Puede ser algo que ya fue hablado y que no ha sucedido aún.


Tal vez unas personas dicen, “no tengo una palabra, pero si espero que suceda algo en mi vida”, tal vez un milagro económico, familiar, de salud, laboral, cualquier cosa. Dios promete en su palabra que El hará conforme nosotros pedimos.


Testimonio: “Dios me libró de las complicaciones de COVID”. ¡Dios cumplió su palabra en que por sus yagas hemos sido sanados, y es un reflejo del cumplimiento de su palabra en su vida! Nuestro mundo de probabilidades se convierte en un mundo de posibilidades, nosotros no podemos pensar al momento que nos dan una palabra, ¿Es probable o no es probable? No debemos pensar así, cada vez que tu recibes una palabra, ya sea en tu intimidad con Dios o a través de un profeta te den una palabra, tu actitud es de creer esa palabra, tomarla y atesorarla en tu corazón hasta el momento en que se cumpla.


Mi pensar ante las palabras que Dios me ha dado: Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Este es un pasaje que hemos leído muchas veces, y nos da a entender, que Dios ha escrito de nosotros, tal y como dice su palabra, Dios ha escrito lo que sucederá, nos ha puesto en el camino adecuado y ha movido las piezas necesarias para que las cosas que El ha escrito, sean cumplidas.


Romanos 8:29-30 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.”


La palabra predestinar, es que alguien ha puesto un destino en ti, quiere decir que no nacimos nada más porque sí, sino que hay un destino escrito para cada uno de nosotros, y nosotros tenemos que creer en esto, lo más fácil siempre es creer lo contrario, incluso a veces es hasta inconsciente. Lo que tenemos que hacer, es pensar en las posibilidades que Dios tiene para nosotros cuando recibimos la palabra.


Mientras yo estaba en la iglesia en California había algunos jóvenes de la iglesia que estudiaban en una escuela muy reconocida, yo iba a los eventos de navidad y diferentes eventos que tenían con los estudiantes y algunos de los jóvenes de esa iglesia venían también a nuestra iglesia, un día al estar viendo una obra de teatro, de uno de los chicos, y al final se acerca uno de ellos y me dice: “Pastora ¿No le hubiera gustado dar clases o ser la maestra de español aquí?” a lo que yo respondí ¡Claro que me hubiera gustado! Yo soy maestra de español, pero no tengo un título de California o Estados Unidos, y no hay probabilidad que le den a alguien una oportunidad cuando no tienes una carrera certificada por el país. Y dije “si me hubiera gustado, pero no estudié aquí” y me dice el alumno, bueno aparte el maestro de español tiene años en esta escuela, yo creo que nunca saldrá de aquí.


Pasan dos o tres años, y un día la mesa directiva de la iglesia me dice que ya no pueden pagarme, ya que no hay suficientes ingresos, y vamos a tener que recortar tu sueldo y este es el último cheque que vas a recibir aquí. A lo que yo dije, ¡ok!, pero voy a seguir predicando y haciendo lo que Dios me llamó a hacer en este lugar hasta que yo me quede aquí. Se llega el domingo y le digo a Dios ¿qué tienes para mí en estos momentos? Salgo, obviamente me preocupo, por que tengo gastos, y de repente el Espíritu Santo me hace sentir que algo va a suceder. Se llega el lunes, martes y ambos días me presento a trabajar normal a la iglesia y el miércoles me habla la mamá del chico que se me había acercado en el teatro y me dice: Nena, ¿Qué crees? Corrieron al maestro de español, nadie sabe por qué, pero nos acaba de llegar un correo, y es cuando yo digo ¿Y luego? Y me dice, ve y aplica ya que están buscando un maestro de español, a lo que yo le digo “tu sabes que yo no tengo escuela con validez de USA y tengo una visa de trabajo, pero no se si me acepten” y me dice tu ve y a ver que pasa; a los 10 minutos recibo una llamada y era el director de la escuela y me dice: “Me acaban de decir que usted es maestra de español y está disponible para trabajar ¿Puede venir?” Claro, me voy a la escuela, ya que me quedaba a 5 minutos, y comienzan a entrevistarme y comienza a ver que no estudié en el país y además tenía una visa de trabajo religiosa. Sin embargo, me dice, platíqueme, y yo comienzo a hablarle. Pero me dice, tengo otras tres personas que voy a entrevistar y es una situación muy difícil, ya que es un maestro muy amado el que acabamos de despedir ya que los padres y alumnos lo aman, prácticamente tenemos a todos enojados con nosotros, sin embargo, no podemos decir por qué lo acabamos de despedir, sin embargo, va a ser muy difícil ser maestro de español aquí, ser un nuevo maestro, pero vamos a entrevistar a los otros y para el viernes le informamos cuál será nuestra decisión.


·Era una escuela cerrada y vamos por un pasillo, una escuela con ventanas hacia la calle, y conforme caminamos y de un salón sale un joven que había ido a nuestros campamentos y viene y me dice, “Pastora, ¿Cómo está?” y me da un abrazo. A lo que el director me pregunta si conozco al joven, y yo le digo que sí, que ha ido a reuniones de mi iglesia, damos la vuelta por otro pasillo y sale una joven que también había ido a campamentos “Pastora, ¿Cómo está?, ¿Qué anda haciendo aquí?” Y yo le digo, ando aquí visitando, y así otras tres personas más. No había probabilidad de que en el momento en que yo voy caminando ellos salieran, pero la posibilidad de Dios era más grande que la situación.


·El director me dice, gracias, le hablamos el viernes. Me voy a mi casa y justo cuando me estoy estacionando suena mi teléfono, era el director, y me dice: “Señora María Elena, no vamos a entrevistar a nadie más, me trae sus papeles y vamos a ver lo que vamos a hacer, pero queremos que usted sea la maestra de español de la escuela” Dios me dio la oportunidad de trabajar los últimos años ahí. Dios no me dejó ni una semana sin provisión, el sueldo era dos veces más que lo que yo recibía en la iglesia, y cuando regreso el siguiente domingo, les cuento a la mesa directiva y estaban asombrados que ya hasta tenía mi certificado de maestra de California. Había escuchado de otras personas con otras profesiones, que en muchos años en esa misma ciudad jamás habían podido ejercer su profesión ya que no era válida por no haber estudiado en el país y trabajaban de otra cosa diferente a lo que habían estudiado, y es cuando concluí y dije la justicia de Dios es real, por que cuando crees en sus posibilidades y no en la probabilidad que tu tienes, aunque sea circunstancial ¡Dios obra!


¿Qué estoy creyendo? ¿Cuál es mi posición ante todo lo que está sucediendo? Una consultora estadounidense habla de la situación que estamos viviendo hoy en día y ella hace un estudio acerca de la pandemia para que cada empleado se posicionara en una gráfica donde ellos se ven, y ella maneja 3 zonas:


1. La zona del miedo

2. La zona del aprendizaje

3. La zona del crecimiento


Ella habló con los empleados y les pidió que se encontrarán en alguno de estos tres puntos. Y explicó, en la zona del miedo es cuando comienzas a hacer las compras de pánico para no salir, mandas todos los mensajes negativos que recibes acerca de la pandemia. La zona de aprendizaje, es donde vas entendiendo como van funcionando tus emociones y como vas actuando ante esto y vas a prendiendo a canalizar cada emoción conforme a la situación, te detienes de estar confundiéndote con tanta información y evalúas la información antes de canalizarla a alguien más o simplemente te mantienes al margen. La zona de crecimiento es cuando ayudas a otros a salir de las otras dos zonas en donde están, donde te conviertes empático con su situación, tal vez tienen personas enfermas, y decides apoyar, en lugar de estar hablando solo cosas negativas.


¿Cómo nos vemos nosotros hoy? ¿Cómo veo las posibilidades de que las palabras que Dios ha hablado a mi vida se cumplan y poder entrar a una zona de crecimiento? Para muchos el 2020 y 2021 fueron los peores años, pero para otros fueron años de crecimiento y ver palabras de Dios cumplidas, años de ver milagros.


Mi confianza en Dios.

1 Corintios 2:5 “…para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.” Que mi confianza no esté en todo lo que estoy escuchando, sino en la confianza del poder que Dios tiene para cambiar todas las cosas.


Salmo 20:7 “Estos confían en carros, y aquellos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.” Nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios y el tiene cuidado de nosotros, la Biblia dice que a Jesús le era necesario pasar por Samaria, porque había algo que tenía que hacer ahí. Tu no puedes pensar que Dios te tiene olvidado, ya que El sabe exactamente las cosas que van a suceder, pero El tiene la respuesta para todo. A Pedro le dijo “Antes de que cante el gallo me vas a negar tres veces” y Pedro ¡No! Y sucedió. Dios sabe las cosas que van a suceder en nuestra vida, antes que nosotros las sepamos, Dios está atento, El nos mira.


  • Juan 1: 45-48 “Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.” Aun cuando piensas que Dios no te está viendo, y que estás en un lugar quizás donde nadie te ve, y tal vez piensas ¿Qué estoy haciendo aquí? ¡Dios te está viendo desde antes! Dios está viendo cosas que han sucedido en tu vida y Él no te dejará, sino que cada palabra se cumplirá, cada promesa se cumplirá.


  • Salmos 33:18-22 “He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, Sobre los que esperan en su misericordia, Para librar sus almas de la muerte, Y para darles vida en tiempo de hambre. Nuestra alma espera a Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, Porque en su santo nombre hemos confiado. Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, Según esperamos en ti.”


1. Nos da vida

2. Nosotros esperamos

3. Él nos ayuda

4. Es nuestro escudo

5. Nos alegramos

6. Y estamos confiados.

7. Porque el hará, mientras nosotros esperamos en EL.


¡Estamos esperando en El!

La neurociencia está haciendo estudios del cerebro, y en este estudio lo hacían con una persona atea y una cristiana, tratando de encontrar a Dios en el cerebro de la persona cristiana. Dijeron, vamos a hacer una oración y les dieron el Padre Nuestro, y que comenzaran a leerlo, posteriormente les pidieron que cantaran una canción favorita de cuna, por qué se supone que te relajas con la canción de cuna, y posteriormente les dijeron que hicieran una oración de su corazón, y cuando el cristiano hizo esa canción de su corazón, la parte del cerebro que te conforta comenzó a iluminarse, la que te hace sentir bien, y entonces dijeron: “Cómo al hacer una oración, puede reaccionar el cerebro de una manera que te da paz” Lo cual no sucedió con una oración de cuna, ni con una oración repetida. Para la otra persona se dieron cuenta que funcionaba como si estuviera hablando a un conocido.


¿Qué quiero decir con esto? Cuando tu oras, hablas a Dios cualquiera que sea la situación, Dios mira y hay un efecto positivo en nuestro cerebro, hay un efecto que es causado, por que tu estás hablando a alguien en el cual tú crees. Dios es real, pero también es real que nuestra vida en Dios crea un mundo de posibilidades.


Dios gracias por que lo que tú has hablado sucederá, aun lo que no hemos oído, pero que tu tienes escrito de nosotros sucederá, por que tu eres Dios y nosotros esperamos en ti, y Tú eres suficiente para nosotros. ¡En el nombre de Jesús!


29 visualizaciones1 comentario

Entradas Recientes

Ver todo
selection.png
logo CCI vector.png

Nueva Irlanda 4011.

Fracc. Industrial Lincoln.

Monterrey

c.p. 64310

bottom of page