Dr. Richard Hays
Notas del mensaje
Isaías 65:8 Pero no los destruiré a todos —dice el Señor—. Tal como se encuentran uvas buenas en un racimo de uvas malas (y alguien dice: “¡No las tires todas; algunas de ellas están buenas!”), así mismo, no destruiré a todo Israel. Pues aún tengo verdaderos siervos allí.
El nuevo vino está en el nuevo racimo. ¡Qué pensamiento tan interesante! Que el nuevo racimo de uvas es de donde viene el nuevo vino, y hay dos que tres implicaciones en este versículo:
1. ¿Dónde está el nuevo vino? Está en el racimo. En la Biblia el nuevo vino nos habla de varias cosas:
a. Madurez
b. Crecimiento
c. Prosperidad
d. Cumplimiento
e. Gozo
¿Dónde están estas cosas? ¿Dónde está el gozo, cumplimiento, la bendición, la prosperidad, la oportunidad? En el racimo.
¿Qué es el racimo? Comienzas a mirar alrededor en este lugar. ¡Este es el racimo! ¡Somos el racimo! Es aquí donde se encuentra el nuevo vino. Si miras este versículo dice: “No destruyan el racimo”. En otras palabras, hoy hemos estado tomando responsabilidad acerca de cosas que rodean nuestro corazón. Realmente lo que está sucediendo es que estamos protegiendo el racimo, protegiendo la unidad, nuestra familia, en donde estas cosas están siendo producidas en Dios; así que dice ¡No lo destruyan! Porque la bendición está en el racimo.
“Haré esto por el bien de mis siervos” Es decir, les permitiré vivir en racimos, les permitiré vivir juntos en familia espirituales, les daré amistades fantásticas y relaciones, les daré hermanos y hermanas en Dios, mamás y papás en Dios, porque quiero que sean bendecidos, prosperados, que tengan el cumplimiento y el gozo; y haré esto por ustedes porque quiero su bien.
La serie de mensajes que hemos estado compartiendo se han estado tratando de “Dios en Ti”. No estamos hablando de lo que algún día, estamos hablando de lo que ya está aquí, así que vamos a leer unos cuantos versículos y habremos concluido:
Juan 17:21 “Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”
Jesús está haciendo su oración sacerdotal, es unos cuantos días antes de que Él fuera al calvario, y esta es su oración.
Repite lo siguiente a alguien: “Estoy en ti, tú estás en mí y ellos están en nosotros”. Esto es lo que Jesús está orando.
Hay otra frase en este contexto y es básicamente esto que el mundo sepa que Yo estoy en ustedes y ustedes en mí, y que ellos están en nosotros. ¡Para que el mundo sepa que Tú me has enviado!
Una de las cosas que causa que nuestros amigos y nuestra familia, nuestras sociedades vengan al conocimiento de Dios, en esta tremenda bendición y oportunidad que el Señor nos está dando es que Yo estoy en ti y Tu en mí, y nosotros estamos en ellos. Está hablando del Padre y Jesús, somos uno.
Juan 17:22 “Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno”
¿Qué es esa gloria? Que ellos sean uno de la misma manera en que nosotros somos uno. Les he dado la misma gloria que tú me has dado a mí. Me has permitido unirme a ti, has permitido que la vida que está en ti, esté en mí también, porque me he unido a ti y tu vida es mi vida, tu poder es mi poder, tu bendición es mi bendición, tu prosperidad es mi prosperidad. Ahora Padre yo te pido, que les des la misma gloria, que me has dado a mí, que sean uno de la misma manera que tú y yo somos uno. ¿Sientes el Espíritu Santo mientras lees esto? Que sean uno solo, como tú y yo somos uno solo. Que se junten en completa unidad y se reúnan en completa unidad.
¡El Padre y yo uno somos! Y normalmente cuando leemos esto pensamos que Jesús lo está diciendo. Pero lo que Él está diciendo es “Quiero que la misma gloria que yo tengo sea compartida con ellos, y de la misma manera en que Tú y Yo Padre somos uno, ahora todos somos uno”
Tenemos la misma gloria.
Tú nos calificaste.
Tu hiciste la obra para que esto ocurriera.
Tú de manera simbólica pagaste todos los recibos.
Ahora estamos en este nuevo estado: Repite conmigo esto por tres veces: “El Padre y Yo somos uno”. Ahora más fuerte: “El Padre y Yo somos uno”
Colosenses 2:9 “Pues en Cristo habita toda la plenitud de Dios en un cuerpo”
Todo lo que Dios es, todo lo que Él es en su ser, todo lo que Él tiene y todo lo que Él está dispuesto a hacer, está en Jesús. Jesús está revelando la voluntad de Dios para toda la humanidad, está revelando lo que el Padre quiere para la raza de Adán que se ha tropezado.
¿Qué es lo que está haciendo?
Perdonando, sanando, restaurando, bendiciendo, prosperando y levantando a los muertos, sanando a los enfermos, rompiendo los poderes y potestades de la muerte, porque eso es lo que el Padre quiere.
En Cristo se encuentra toda la plenitud de la Deidad en SU cuerpo. El versículo siguiente es bastante emocionante. A ti se te ha dado plenitud también, ¿Por qué estuvo hoy tan fuerte el Espíritu Santo? Porque tú también tienes la misma plenitud, a ti se te dio la plenitud, y por qué esto es verdad, y esto es lo que el Padre quería, Para que tú estes en El y Él está en ti. Y de la misma manera en que Él y Cristo uno es, que seamos uno en El también, y uno el uno con el otro. ¡Amén!
1 Juan 4: 17 “… pues como él es, así somos nosotros en este mundo.”
Lo que el apóstol Juan enseñaba a sus discípulos es que tal cual Jesús es en este mundo, en un cuerpo de carne, con la dimensión sobrenatural siempre operando y con tremenda seguridad y confianza por su relación con el Padre, así como Él es, así somos nosotros; no algún día, no cuando vayamos al cielo, pero si ¡aquí y ahora!
Juan 15: 8 “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”
¿Cómo podemos glorificar al Padre? De la misma manera en que Jesús carga mucho fruto, así llevaremos mucho fruto nosotros también.
Dios es glorificado cuando:
Tú eres bendecido.
Tú eres sanado.
Tus problemas se resuelven.
Tú te recuperas.
Obtienes un mejor empleo.
Tu negocio prospera.
El poder de Dios se manifiesta en tu vida.
Se te da una posición de influencia.
Su amor y cuidado se manifiestan a través de Ti.
En esto se glorifica mi Padre, en que ustedes lleven mucho fruto. La bendición está en el racimo. La meta de la pandemia era deshacer el racimo, para que las cosas que eran consecuencia del racimo, es decir, estar en El y el uno con el otro, se pudieran romper, porque ese lugar, esa unión, es donde Dios está, donde la vida eterna, que el poder del cielo, que todo lo que el cielo es se manifieste en el racimo. La verdad es: “Los necesito más que lo que jamás los había necesitado” Por qué la bendición está en el racimo. Estas deberían de ser las palabras de tu boca “La verdad es los necesito más que lo que jamás los había necesitado”
La verdad es: ¡Estamos en el Padre y el Padre está en nosotros! La verdad es, que conforme caminamos juntos, conforme participamos en la vida de Dios, el desbordamiento de esto convence a la gente de que todo lo que Jesús ha dicho es verdad.
Reconozco que la mano de Dios está sobre ti, Dios nos ha puesto aquí juntos. Bienvenido al reino.
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